El octanaje de la gasolina
Hoy vamos a conocer una de las características más importantes de la gasolina: su octanaje. Un índice básico para el mundo de la Fórmula 1, pero también para nuestros coches particulares.
Cuando nos referimos a los octanos que tiene un combustible estamos describiendo la resistencia que tiene para detonar. Cuando la mezcla es conducida hacia dentro del cilindro, y posteriormente comprimida, puede llegar a explotar antes de que la bujía dé el chispazo. A este fenómeno también se le denomina autoignición y es debido al aumento de temperatura causado por una excesiva presión. Es esta detonación a la que hacemos referencia. Así que no estamos hablando de un número de moléculas en concreto cuando ponemos número a los octanos, sino a un índice que nos da una idea de una importantísima propiedad de la gasolina: la de explotar antes de tiempo.
En realidad, se compara el combustible que queremos analizar con la capacidad de detonación de un combustible de referencia, formado por isoctano y heptano. El primero de los componentes es muy poco detonante (su índice es 100) y el segundo lo es mucho (índice 0). Por ejemplo, si vamos a una gasolinera y nos servimos gasolina sin plomo 98, a efectos de la detonación, se comporta como una mezcla compuesta por un 98% de isoctano y por un 2% de heptano. Es decir, poco detonante.
A nivel de consumo es mejor la gasolina de 98 octanos que la de 95. Es mucho más eficiente para el motor ya que puede haber más compresión dentro del cilindro sin riesgo a que se produzca la detonación precoz. Si esto llegara a ocurrir, el pistón sufriría un brusco retroceso antes de tiempo y podría provocar una seria avería.
En Fórmula 1, con los motores tan ajustados, no puede producirse ni el más mínimo error de combustión. Lo mismo ocurre en todos los deportes de motor. Por esta razón el octanaje es un poco más elevado que nuestros coches particulares: hasta 102 octanos puede llegar a tener el combustible.